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La cábula

acelerar

Ya no más las manos entumidas. Ya no más la impotencia del Galaxie estacionado. Lo dejó de manejar hace muchos años. Porque las manos no le respondieron. Porque aunque las piernas eran innecesarias, porque el acelerador de moto se lo adaptaron a su medida, justo a un lado del volante, y con él también frenaba. Ya no más los ojos mirando la estética de la línea del su Galaxie. Acariciándolo como si fuera todo lo que le perteneciera. El Viky se esconde ahora dentro del carro. Esta allí mientras todos le lloran. Y es un zumbido de su pelo acariciando la ciudad. (c.s.)

1 comentario

Anónimo -

Lo siento.