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La cábula

páramo

Hoy no hay crédito para los versos. Agotada la fe y los párpados que pesan. También la espera es un sol que apuñala las pupilas, las abre como el filo al canal de la res. Anduve la ciudad como un carrito a control remoto. Y vi la tierra prisionera de las púas y los barrotes. Allá donde los alambres no llevan luz ni penden del acero. Son las ramas de un verde en resistencia que golpean contra mi frente. Cuento un cuento hacia dentro. El personaje es un manojo de emociones. Y sin embargo, mis manos siguen hundidas en la arena que es tu nombre. (c.s.)

1 comentario

Tere -

No puedes aferrar la arena, pero los barrotes si se clavan profundo en ella. Así tus letras, nopodemos aferranos a ellas, pues no nos pertenecen, pero se clavan profundo... duelen