Satanás sólo ha tenido mala prensa: experto
Horacio Salazar/Milenio Satanás, Satán, el diablo o como quiera que se le llame, ha sido acusado injusta y perversamente. Más que el arquetipo del mal, el pobre diablo literalmente es sólo un alto burócrata celeste. No es ni enemigo de Dios ni se llamó Lucifer y ni siquiera fue él quien indujo a pecar a Eva y Adán.
Tales son los argumentos del medievalista Henry Angsar Kelly, quien corona 40 años de investigación sobre el tema diabólico con un libro que publica este mes la Cambridge University Press: Satanás: una biografía.
El académico, que hace una veintena de años expuso al mundo una historia documental del Día de San Valentín, dice que el clero, sobre todo los primeros padres de la Iglesia, pero también artistas, filósofos y eruditos religiosos, han conspirado para crear una falsa imagen de Satanás.
“Una lectura estricta de la Biblia muestra que Satán es menos como Darth Vader y más y más como un fiscal excesivamente celoso”, dijo Kelly, profesor emérito de inglés en la Universidad de California en Los Ángeles y antiguo director del Centro de Estudios Medievales y Renacentistas de la universidad.
“No es tanto una figura orgullosa y enfurecida que se aleja de Dios, como un Joseph McCarthy o J. Edgar Hoover”, agregó el académico. “La intención básica de Satán es descubrir malhechuras y traiciones, por estrictos y poco escrupulosos que sean los medios. Pero así y todo es parte de la administración de Dios”.
¿La administración de Dios? Así llama Kelly a la alta jerarquía celestial, en la que Satanás juega un papel difícil, parecido al de Judas cerca de Cristo: le toca poner a prueba la virtud humana, como aparece en el libro de Job. Satanás no es el enemigo de Dios; es un “funcionario divino”, y la adjudicación del mal como su atributo principal ha sido hija de una serie de malos entendidos.
En general, los cristianos ven a Satanás como un antiguo angel caído. Se llamaba Lucifer y, al inicio de la Creación, se rebeló contra Dios. Echado del Cielo, se convirtió en serpiente y bajo este disfraz indujo a los primeros humanos, Adán y Eva, para que pecaran. Según la idea tradicional, a lo largo de la historia humana Satanás ha tratado de ganar almas para su reino infernal.
Pero Kelly dijo que nada de esto está en la Biblia. “Nadie en el Antiguo Testamento -y a decir verdad, tampoco en el Nuevo Testamento- identifica jamás a la serpiente del Edén con Satanás. La serpiente es sólo el animal más inteligente, y es motivada por la envidia después de que Adán la plantó por Eva”.
Según Kelly, Satanás fue transformado en sinónimo del mal gracias a dos cristianos. Justino de Samaria, mártir del siglo II, fue el primero en argumentar, en un diálogo, que Satanás se apareció como serpiente para tentar a Eva y Adán. La idea sería que al motivar la caída de Adán y Eva, Satanás causó su propia caída.
En el siglo III, Orígenes de Alejandría concluyó que un pasaje del libro de Isaías sólo podía aludir a Satanás, pues se dice que Lucifer cayó del cielo. Pero esto no puede aludir a Satanás, pues en los textos hebreos se llamaba Lucifer al monarca tiránico de Babilonia. Algo peculiar es que en el Nuevo Testamento se llama Lucifer a Jesús, por representar un nuevo comienzo.
Kelly argumenta que en general, si se lee con cuidado, se ve que para los textos bíblicos Satanás es algo así como el policía malo, que zarandea a los delincuentes amenazándolos con el infierno, mientras que el policía bueno -Jehová en el Antiguo Testamento; Cristo en el Nuevo Testamento- busca llevarlos al bien.
“A lo largo de todo, Satanás es alguien que trabaja para Dios”, dice Kelly. Y admite que por sólidos que sean sus argumentos, "lo que digo escandalizará a algunas personas". Diablos, vaya que sí.
Argumentos
De acuerdo con Henry Kelly, en los libros del Antiguo Testamento, Satanás aparece solamente en tres ocasiones, y en cada caso como un "funcionario" celestial, cumpliendo un papel divino, en el rol de "adversario", que se traduce al griego como "diablo" y al hebreo como "satanás".
El pasaje de Isaías 14:12 donde se relata la caída de Lucifer, aludiría no a Satanás, sino al rey babilonio que tenía sometido al pueblo hebreo, que se jactaba de sus conquistas y que estaba "a punto de ser arrojado al suelo". Lucifer no era Satanás.
En el Apocalipsis, que cierra el Nuevo Testamento, se habla de una "serpiente antigua" y se la ha asociado con Satanás, pero según Kelly se trata aquí de la serpiente marina gigante Leviatán, que en el texto ya es un dragón con siete cabezas y diez cuernos.
Pero ni siquiera la simpatía por el diablo de Kelly hace que Satanás sea para él una figura agradable. Dice que todos lo ven como representante de "la vieja guardia en la burocracia celeste", de modo que todos ansían su derrocamiento final.
Tales son los argumentos del medievalista Henry Angsar Kelly, quien corona 40 años de investigación sobre el tema diabólico con un libro que publica este mes la Cambridge University Press: Satanás: una biografía.
El académico, que hace una veintena de años expuso al mundo una historia documental del Día de San Valentín, dice que el clero, sobre todo los primeros padres de la Iglesia, pero también artistas, filósofos y eruditos religiosos, han conspirado para crear una falsa imagen de Satanás.
“Una lectura estricta de la Biblia muestra que Satán es menos como Darth Vader y más y más como un fiscal excesivamente celoso”, dijo Kelly, profesor emérito de inglés en la Universidad de California en Los Ángeles y antiguo director del Centro de Estudios Medievales y Renacentistas de la universidad.
“No es tanto una figura orgullosa y enfurecida que se aleja de Dios, como un Joseph McCarthy o J. Edgar Hoover”, agregó el académico. “La intención básica de Satán es descubrir malhechuras y traiciones, por estrictos y poco escrupulosos que sean los medios. Pero así y todo es parte de la administración de Dios”.
¿La administración de Dios? Así llama Kelly a la alta jerarquía celestial, en la que Satanás juega un papel difícil, parecido al de Judas cerca de Cristo: le toca poner a prueba la virtud humana, como aparece en el libro de Job. Satanás no es el enemigo de Dios; es un “funcionario divino”, y la adjudicación del mal como su atributo principal ha sido hija de una serie de malos entendidos.
En general, los cristianos ven a Satanás como un antiguo angel caído. Se llamaba Lucifer y, al inicio de la Creación, se rebeló contra Dios. Echado del Cielo, se convirtió en serpiente y bajo este disfraz indujo a los primeros humanos, Adán y Eva, para que pecaran. Según la idea tradicional, a lo largo de la historia humana Satanás ha tratado de ganar almas para su reino infernal.
Pero Kelly dijo que nada de esto está en la Biblia. “Nadie en el Antiguo Testamento -y a decir verdad, tampoco en el Nuevo Testamento- identifica jamás a la serpiente del Edén con Satanás. La serpiente es sólo el animal más inteligente, y es motivada por la envidia después de que Adán la plantó por Eva”.
Según Kelly, Satanás fue transformado en sinónimo del mal gracias a dos cristianos. Justino de Samaria, mártir del siglo II, fue el primero en argumentar, en un diálogo, que Satanás se apareció como serpiente para tentar a Eva y Adán. La idea sería que al motivar la caída de Adán y Eva, Satanás causó su propia caída.
En el siglo III, Orígenes de Alejandría concluyó que un pasaje del libro de Isaías sólo podía aludir a Satanás, pues se dice que Lucifer cayó del cielo. Pero esto no puede aludir a Satanás, pues en los textos hebreos se llamaba Lucifer al monarca tiránico de Babilonia. Algo peculiar es que en el Nuevo Testamento se llama Lucifer a Jesús, por representar un nuevo comienzo.
Kelly argumenta que en general, si se lee con cuidado, se ve que para los textos bíblicos Satanás es algo así como el policía malo, que zarandea a los delincuentes amenazándolos con el infierno, mientras que el policía bueno -Jehová en el Antiguo Testamento; Cristo en el Nuevo Testamento- busca llevarlos al bien.
“A lo largo de todo, Satanás es alguien que trabaja para Dios”, dice Kelly. Y admite que por sólidos que sean sus argumentos, "lo que digo escandalizará a algunas personas". Diablos, vaya que sí.
Argumentos
De acuerdo con Henry Kelly, en los libros del Antiguo Testamento, Satanás aparece solamente en tres ocasiones, y en cada caso como un "funcionario" celestial, cumpliendo un papel divino, en el rol de "adversario", que se traduce al griego como "diablo" y al hebreo como "satanás".
El pasaje de Isaías 14:12 donde se relata la caída de Lucifer, aludiría no a Satanás, sino al rey babilonio que tenía sometido al pueblo hebreo, que se jactaba de sus conquistas y que estaba "a punto de ser arrojado al suelo". Lucifer no era Satanás.
En el Apocalipsis, que cierra el Nuevo Testamento, se habla de una "serpiente antigua" y se la ha asociado con Satanás, pero según Kelly se trata aquí de la serpiente marina gigante Leviatán, que en el texto ya es un dragón con siete cabezas y diez cuernos.
Pero ni siquiera la simpatía por el diablo de Kelly hace que Satanás sea para él una figura agradable. Dice que todos lo ven como representante de "la vieja guardia en la burocracia celeste", de modo que todos ansían su derrocamiento final.
4 comentarios
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