Jugueteos
Iván Ballesteros Rojo
El sabor helado del revolver en su boca era parecido al de los penes enormes característicos en las esculturas de bronce que había estado produciendo los últimos años. En vez de terror, Quim experimentaba sesiones eróticas con efebos inmutables. Efebos salvajes de sexo oscuro y oxidado que justo ahora se venían violentamente atravesándole la cara. El sonido que se extendía taladrándolo infinitamente y la sensación entumida de un rostro inútil, hacían sentir a Quim, digamos, atolondrado. Un olor a pólvora y sangre revueltas. Sujetándose el cachete izquierdo Quim caminó hacía el espejo de la sala. Allí se quedó un rato. Finalmente llamó a una ambulancia.
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Teresa Marga -
Lenon -
Iván Ballesteros -
Kakos Milán -